15 abril, 2011

MENTIRAS


Seguro que más de alguna te resultará familiar…

1.No te va a doler
2.Este año me pongo a estudiar
3.Este año iré al gimnasio
4.Se me perdió tu número de teléfono
5.Una más y nos vamos
6.Te juro que mi ex y yo sólo somos amigos
7.Vamos al hotel para hablar más tranquilamente
8.No, no estás gorda…
9.Estoy confundido, necesito tiempo
10.Llego en 5 minutos
11.Sólo somos amigos
12.Te llamé pero no comunicaba

¡Qué duro sería el mundo sin falsedades!

Se calcula que las personas decimos unas 3 mentiras al día. Si no se pudiera mentir, ¿de qué serviría la verdad? Es inimaginable un mundo sin mentiras. Se imaginan un mundo que no exista esto: “te quiero”, un “mañana te lo traigo”, un “no volverá a suceder”, un “hasta que la muerte nos separe”, un “no te he visto”… La capacidad de engañar nos hace personas y nos diferencia de los animales, pues éstos son seres irracionales sin la posibilidad de pensar las cosas y poder decidir qué quieren ocultar y qué no. Gracias a Dios, somos seres humanos, y falseamos constantemente. Al jefe, al profesor, a la compañera, al hermano, a la suegra, al cuñado, al amigo, a la sobrina, o incluso al padre. Pero, recapacitemos:

¿qué pasaría si fuéramos sinceros?...

1.Los políticos no podrían hacer carrera, no podrían mentir en las campañas electorales. En los mítines que ¿dirían a los ciudadanos?: “Os voy a subir los impuestos, voy a robar todo lo que pueda, les voy a dar todo a los empresarios especuladores y a los trabajadores les voy a recortar sus sueldos…” No saldría vivo ninguno. De este modo los diputados y senadores renunciarían a todos sus cargos, y no habría sistema político ni de gobierno alguno, más que una polvorienta Constitución.
2.En cuentos populares, como Pinocho tampoco habría mentiras, ni nariz larga ni nada. Esto supondría la pérdida de la típica popularidad de este tipo de cuentos infantiles, por lo que los niños se aburrirían, no ampliarían su cultura general. El porcentaje de alfabetización se reduciría a nivel mundial y caería radicalmente, produciendo una catástrofe universal y retrasando la evolución del ser humano por no ejercitar las conexiones interneuronales lo suficiente. Además tampoco veríamos al lobo engañar a caperucita.
3.La publicidad y el marketing desaparecerían, así como los estudios de éstos. Como consecuencia, los programas de televisión no tendrían cortes, por lo que las cadenas se verían obligadas a triplicar la programación, y como no tendrían la financiación necesaria para ello, la televisión se esfumaría de nuestras vidas para siempre. Lo mismo ocurriría con su amiga y compañera, la radio.
4.El número de cárceles igualaría el número de viviendas habitadas, porque como los usuarios piratas de Internet tendrían que desmentir sus actos, quedarían penados por la Ley varios años en una mugrienta celda compartida.
5.Incalculables alumnos serían expulsados de colegios e institutos por confesar la evidente y continua falsificación de firmas y documentos escolares, como exámenes o justificaciones por faltas de asistencia en días en los que, naturalmente, habían hecho “pirola”. Seguiría el efecto de la desalfabetización total, ya comenzada en el punto nº 2.
6.Más del 90% de la población mundial estaría soltera, por miedo a mentir al decir “hasta que la muerte nos separe”. Tampoco se casarían porque, si lo hacen, deberían ser sinceros al decir que no soportan a su suegra; y, lógicamente, si refutan esto, se produciría la separación inmediata. Se provocaría una caída en picado de la tasa de natalidad, y aumentaría la vejez en todo el mundo. Éstas son, entre muchas otras, algunas de las consecuencias más alarmantes de la sinceridad.

Por ello, en mi más sano juicio y en mi total consciencia y buen estado mental, te digo…
¡MIENTE SIEMPRE QUE PUEDAS!

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